Espacio Público vs. afiches de campaña

 

 

 

            El espacio público resulta constituir un soporte del trabajo participativo y educativo entre los distintos actores sociales, pero esa realidad se ve alterada en proximidad de las campañas electorales y durante el desenvolvimiento de las mismas, en dichos períodos es común observar un brutal ataque y degradación del Espacio Público.

 

            Si bien el Espacio Público constituye un bien común, en la práctica se observa una situación totalmente opuesta. Fachadas de escuelas con leyendas partidarias, muros de los cementerios con inscripciones que respaldan a tal o cual candidato o gobernante, monumentos con distintas consignas pintadas, fachadas de edificios públicos y privados con múltiples afiches pegados, gabinetes de distribución eléctrica o control de señales de tránsito inaccesibles debido a la pegatina de carteles, etc., etc., etc.

 

            Así planteado parecería una expresión de deseo de quien escribe que estas situaciones descriptas no se produzcan, pero las normas existentes en la Ciudad referidas a las características de anuncios que se pueden realizar, establecen con total claridad las limitaciones y prohibiciones al respecto.

 

            La Ordenanza 41115, describe y reglamenta con suma precisión las prohibiciones con respecto a cada una de las situaciones descriptas y a otras no enumeradas, dicha normativa es de conocimiento público y cabe sanción a quien no la cumpla.

 

            Lo llamativo de todo lo descripto, es que las violaciones a las normas y la afectación del espacio público como así también de la propiedad privada, es el resultado del accionar de funcionarios públicos y representantes parlamentarios o bien de ciudadanos que   aspiran a ocupar dichos cargos.

 

            Es notorio que quienes lo hacen desconocen las normas vigentes o bien las transgreden a sabiendas, cualquiera de las opciones pone de manifiesto su falta de aptitud para desempeñarse como funcionarios públicos, pues no ejercen ningún tipo de resguardo y menos aún de respeto por los intereses de los ciudadanos tal como establece la Constitución.

 

            Es necesario comprender que el Espacio Público constituye un bien de valor económico real, por lo cual toda intervención que se realice sobre él afecta de manera directa a la calidad de vida de los ciudadanos. Carteles publicitarios dentro del Río de la Plata, caso amarradero del área ex Coconort, o portales gigantes de publicidad junto al río delante del Club de Pescadores -declarado edificio histórico- resultan hechos inexplicables y difíciles de entender.

 

Mucho se identifica al espacio público con las plazas y parques en general, pero es necesario tener en cuenta que este resulta ser un concepto más amplio y abarcatívo que involucra los espacios verdes, condiciones de accesibilidad, el orden y respeto del ámbito cultural e identidad urbana, la seguridad, la transitabilidad, el servicio, etc.

 

El Espacio Público es parte del bien común, motivo por lo cual se lo debe proteger, respetar y preservar de manera efectiva. La declamación y las buenas intenciones que ponen de manifiesto quienes lo destruyen no aportan a conservarlo y menos a protegerlo.

 

 

                                                                               Arq. Atilio D. Alimena

                                                                  Defensor Adj. del Pueblo

                                                               de la Ciudad de Buenos Aires