Conclusiones
al cierre de la COP 18
Hoy
culmina la Decimoctava Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático (COP18) en la Ciudad de Doha, Qatar. Durante esta
semana, el doloroso llamado de atención que los Estados insulares
emitieron acerca de las consecuencias que el cambio climático
les genera fue reiteradamente escuchado en los plenarios.
El
tifón que afectó a Filipinas hace unos días y
el aumento en la frecuencia de eventos meteorológicos extremos
son más que elocuentes ejemplos de esta situación. La
Ciudad de Buenos Aires también es testigo de las consecuencias
del cambio climático, con un aumento en la recurrencia de lluvias
y temporales en los últimos años.
El
país sede de la COP, situado en el medio del desierto, es un
claro ejemplo de lo que se puede hacer con una firme decisión
política, acompañada de recursos y tecnología,
a los fines de desarrollar planes de mitigación y adaptación
frente al cambio climático.
Los
países en desarrollo reclaman asistencia tecnológica
y financiera a los países desarrollados, amparados en las “responsabilidades
comunes pero diferenciadas” que existen sobre el cambio climático.
Sin embargo, la concreción de esta colaboración aún
dista de implementarse de forma concreta.
No
obstante ello y confiando en que los procesos definidos para después
del 2020 se concreten, lo más importante resulta ser que al
cierre de esta nueva cumbre los más de 190 países intervinientes
acuerden un segundo período del Protocolo de Kyoto. De esta
forma será posible que, mediante un instrumento jurídicamente
vinculante, se pueda lograr un compromiso de los países más
contaminantes para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero.
7
de diciembre de 2012.
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