Experiencia de la actuación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires frente a la vulneración del derecho a vivir en un ambiente sano sin contaminación acústica
Arq. Atilio Alimena
El mayor impacto acústico en la Ciudad de Buenos Aires es el que resulta como consecuencia del ruido generado por los vehículos, en particular el transporte automotor de pasajeros. La Región Metropolitana, en la cual se encuentra inserta la Ciudad de Buenos Aires, cuenta con un servicio de transporte automotor de pasajeros constituido por 135 líneas y más de 9.000 unidades. Si bien la ley de tránsito nacional prevé que las unidades de transporte deben cumplimentar revisiones técnicas y ser renovadas cada diez años, desde el año 2000 distintas resoluciones ministeriales han prorrogado la vigencia del plazo de renovación. La situación descripta ha generado condiciones que posibilitaron el grave deterioro de las unidades con mayor antigüedad, algunas de ellas llegan a 18 años. La lenta renovación de otras con el factor común de la falta de mantenimiento, las ha puesto en las mismas condiciones que las unidades más antiguas. El
deterioro que presentan las unidades en el sistema de escape, como
así también el obsoleto sistema de refrigeración
por aire impulsado mediante una turbina con que cuentan las unidades
más antiguas, producen ruido de tal nivel que genera una seria
afectación acústica. Acciones Realizadas y políticas de Prevención: Desde el año 2000 se iniciaron distintos procedimientos a los fines de lograr un adecuado seguimiento de la problemática planteada. Se efectuaron controles de emisión sonora en distintos barrios de la ciudad, lo que permitió concluir con un diagnóstico concreto que abría el camino para reclamos formales tanto a las empresas prestadoras del servicio como así también a los distintos organismos del estado responsables del seguimiento del servicio de transporte y su encuadre dentro de la legislación vigente. A lo largo de cinco años y mediando antecedentes concretos de las anomalías existentes en la materia, se emitieron distintas recomendaciones y solicitudes de información en cuanto a las acciones que debían emprender los distintos organismo del estado, Nacional y de la Ciudad de Buenos Aires al respecto, pero los resultados no pasaron más allá del cumplimiento administrativo en el mejor de los casos. Viendo que los resultados no eran favorables a los efectos de la toma de decisiones que permitieran avanzar con medidas que posibilitaran las correcciones pertinentes para salvaguardar a los vecinos de las afectaciones detectadas y comprobadas, se decidió avanzar con la difusión pública de la situación, lo cual permitió que distintos medios periodísticos trataran la cuestión en notas de investigación a través de las cuales los funcionarios responsables debieron asumir la responsabilidad no solo en lo administrativo y burocrático. Si bien lo descripto parecería que fue el inicio de la solución al problema, no fue así, el estado desde el ámbito de la Secretaría de Transporte de la Nación decidió la emisión de distintas resoluciones que darían la contención y justificación necesaria para permitir la vulneración de la ley y la nueva posibilidad de continuar afectando los derechos y garantías constitucionales en lo atinente a la Seguridad Humana y protección de la Salud. A pesar de que la órbita de responsabilidad se encuentra en el Estado Nacional, se forzó la intervención de las autoridades locales en temas ambientales, todo ello en oportunidad de la creación de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires y en función del poder de policía que le cabe al respecto. Dicha situación generó distintos conflictos de “supuestas” competencias en lo referente al control, como así también el marco normativo a ser aplicado. La presión directa desde la Defensoría mediante reuniones con funcionarios y cámaras representativas de la actividad del transporte, más allá de la formalidad administrativa que a lo largo de cinco años no había dado resultados efectivos, permitió avanzar gradualmente en acuerdos entre las partes. Como instancia de conciliación y en búsqueda de la solución al problema se instó a la conformación de un ámbito de negociación presidido por la autoridad competente de la ciudad en cuestiones ambientales, los responsables de las unidades de transporte automotor de pasajeros, representantes del estado nacional responsables del control del servicio y representantes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad.
Luego de cuatro años y mediando acciones por parte del Estado local, que requirió la Defensoría del Pueblo, verificaciones en vía pública, requerimiento de unidades para control, secuestro de unidades en infracción, etc., se logró comenzar un proceso de adecuación de las unidades de transporte. Si bien las acciones son lentas, se ha logrado poner en evidencia la situación y que se asuman responsabilidades concretas al respecto, aún mediando una manifiesta acción obstructiva por parte del Estado Nacional quien es en definitiva el máximo responsable en lo atinente al cumplimiento de las normativas vigentes hoy vulneradas. Aprendizaje y experiencias
Aunque los procedimientos y formalidades administrativas son de estricto
cumplimiento se debe considerar, especialmente en aquellos casos que
impliquen distintas intervenciones estaduales, procedimientos de participación
conjunta a los efectos de conciliar acciones y responsabilidades.
Antecedentes
de la intervención de la Defensoría del Pueblo en la
temática descripta:
ANEXO REFERENCIAL CONTAMINACION ACÚSTICA
* Lic. Gladys B. Leiva
Introducción La
contaminación acústica ha existido desde épocas
lejanas. Desde que el hombre se nucleó en organizaciones urbanas
los ruidos empezaron a ser fuente de molestias. El ruido, ya es una
característica normal de la vida y ofrece uno de los sistemas
de alarma más eficaces en el ambiente físico del hombre.
Puesto que acompaña a la mayor parte de las actividades humanas,
puede constituir un riesgo o un estimulante. La capacidad auditiva
no puede suspenderse con un interruptor cuando se desee, y por ello
el hombre esta inevitablemente expuesto al ruido ambiental producido
por la sociedad moderna. Definición Se define como contaminación acústica al "conjunto de estímulos que directa o indirectamente interfieren en el ser humano, a través del sentido de la audición". Sonido y Ruido Sonido
es la sensación percibida por el órgano auditivo debido
a la incidencia de ondas acústicas propagadas en el aire. Principales características -
Intensidad: la energía transferida se propaga en el medio mediante
una onda esférica cuya intensidad disminuye con el cuadrado
de la distancia. Cuando la fuente emisora está cercana a una
superficie plana y reflejante, la onda será semiesferica doblando
la intensidad. Se mide en decibles dB.
Se
realiza con instrumentos llamados decibelímetros o medidores
de nivel sonoro, destinados a la medición del nivel de presión
sonora con una dada compensación en frecuencia y tiempo, los
mismos vienen provistos de filtros correctores para distintas frecuencias. Percepción del ruido La
estructura y función del sistema auditivo son de una gran complejidad
neurofisiológica, además esta vinculado a toda una serie
de otros sistemas, tales como los del equilibrio, visión, circulación
y nivel de actividad general. Problemas de comprensión creados por el ruido La
palabra es nuestro principal medio de comunicación. El ruido
puede dificultarnos de hacernos comprender y de comprender a los otros. Efectos fisiológicos del ruido La
fatiga auditiva aparece en la región de los 90 d. La fatiga
aumenta con la intensidad del sonido, en cuyo caso pueden ir acompañado
de silbidos y zumbidos en los oídos. Perturbación del sueño Se
ha demostrado, incluso con estudios electroencefalográficos,
que el ruido perturba el sueño. Se ha intentado cuantificar
los niveles sonoros a partir de los cuales los efectos sobre el sueño
son más acentuados y se ha encontrado que podemos adaptarnos
a dormir con un ruido de hasta 60 dB, pero que un ruido que lo eleve
en más de 15 dB perturba el sueño. Trastornos del equilibrio El ruido puede originar trastornos del equilibrio con impresión de pérdida del mismo, incoordinación de movimientos y en casos más acentuados, vértigos, náuseas, vómitos y cefaleas. Trastornos visuales Se ha comprobado que niveles superiores a 90 dB provocan una disminución de la apreciación de las distancias, reducción del campo visual y de la capacidad de visión nocturna. Efectos sobre el sistema digestivo El exceso de ruido, produce hipersecreción clorhídrica (acidez gástrica), espasmo pilórico (punto de comunicación del estómago y el duodeno), aumento del peristaltismo (movimiento) intestinal. Efectos sobre el sistema cardiovascular Vasoconstricción precapilar con aumento de la resistencia periférica, signos electrocardiográficos de sufrimiento cardíaco. Estudios epidemiológicos realizados encontraron una mayor frecuencia de accidentes cardiovasculares en trabajadores expuestos a niveles altos de ruido. Estudios experimentales efectuados en conejos por científicos alemanes y norteamericanos, sometiendo a los animales a niveles crecientes de ruido y comparándolos con otro lote de conejos testigos, encontraron al principio un aumento de los lípidos en la sangre, y aumentando aún más el nivel de ruido, muerte de los conejos por infarto de miocardio. Efectos psicofisiológicos del ruido Estos
se manifiestan principalmente a nivel del sueño, dolores de
cabeza, pérdida del apetito, molestias e insatisfacciones. Generadores mas importantes •
Tránsito: Clasificado como fuente móvil y es la principal
causa de emisión de ruidos en la ciudad. Eliminación de ruidos Para
combatir el ruido, primero hay que establecer un diagnóstico
de las fuentes de emisión y del ámbito y luego establecer
que técnicas de control deben ser aplicadas.
* Jefa de la Oficina de
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